La fotografía contemporánea acostumbrada a la ilusión y a la invención, elimina pistas y contextos, marcos de referencia, dejando al espectador menos margen visual para entender la función y el significado de las imágenes que observa. El poder y encanto de lo que esta frente a él radica en la incertidumbre, fascina el enigma del ”¿qué pasa?”. Mis imágenes traicionan al espectador, que lo hacen entrar en un rol de un desorden de sensaciones, una incomodidad psicológica o una emoción visual. En ellas represento rostros que salen de la oscuridad y se materializan en la luz. Son fotos asediadas por pinturas barrocas, no solo por su luz oscura y sombría, sino porque el mismo término Barroco expresa el concepto de artificio confuso e impuro, de engaño, de capricho de la naturaleza, de extravagancia del pensamiento. Son retratos sin identidad, son retratos comprometedores visualmente y éticamente inciertos.
Este es el nuevo sentido de la fotografía … soplos de la imaginación. La ilusión esta marcada por la interpretación y la mirada fotográfica.