Me considero una consumidora visual de tiempo completo. He explorado diversos lenguajes artísticos, reconociéndome a mi misma en la escultura, en el grabado y principalmente en la fotografía. En ella, reestructuro un nuevo plano y me convierto en una arquitecta de rostros. Ensamblo fotografías para encontrar otra verdad.
El hilo conductor de mi obra es la construcción de retratos e identidades propias. Cada individuo en su constante devenir me llevó a pensar en la fragilidad, estructura y significado del cuerpo, como piel, como carne, como figura deformable y modificable. La fotografía es una ilusión, una ficticia realidad.